miércoles, junio 30

Suciedad II

Sumergido en la bañera, escuchás el sonido de las gotas acumulándose una a una. Posándose unas sobre otras, acariciándose. Increíblemente pasas de estar concentrado en el techo del baño, a imaginarte detalle a detalle tu noche anterior. La cabeza te explota, y te sumergís para aliviarte. Abris los ojos, pero el dolor sigue siendo el mismo, y los recuerdos se marcan más en tus entrañas. Volvés a la superficie, y comenzás a frotar tu cuerpo con el afán de purificarlo.
Pero no podés, segundo a segundo la mente se te repleta de cada rostro que viste, cada boca que besaste, cada orgasmo que fingiste, cada vez que acabaste gimiendo y con placer.

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