Que me gusta pensarte en horas extrañas, que sacudís ideas bizarras algo amargas. Pero volvés con tu brillo a endulzarlas, sonrisas y dientes de porcelana. Manos frías, las entibio con las mías, te rodeo y el juego de té vuelve a aparecer en tu boca color rojo, en tus labios ricos miel. Que el limbo aquel deseado, fue creado en base a caprichos poco vastos. Que el que habita en vos y tu en el, sabe a canela. Condimento delicioso vos y posarte sobre mi como una mariposa. Duplicar mi deseo de morder tus pupilas con caricias táctiles y tácitas a la vez. Presente en mi el momento aquel de tu incumbencia entre mis cosas, y mi silencioso ser dejándote entrar. El estómago analiza minuciosamente qué es esto que le acontece.
lunes, junio 21
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