domingo, septiembre 12

Mi cielo más puro, el algodón se te adhiere a la piel, queriendo ser tus nubes. Y tu suavidad las abraza, por no ser descortés con la belleza de la nieve hecha cristal. Jugás con barriletes, sin límites de espacio llenás a los niños de sonrisas. Y en tu nombre, más de un enamorado alza su vista y recita versos de amor.
A veces el mar intenta imitarte, y se convierte en tu reflejo voraz. Pero celoso el, que posee límites en la tierra. Cuando lo bañas con tu rocio se regocija y canta junto a las praderas, odas de admiración hacia vos.

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