domingo, agosto 22

Ansioso de amar

El camina por las calles de su barrio, acumulando pensamientos, dándose cuenta del cambio que se ha producido en el. Todo se lo atribuye a la extraña y cosquillosa experiencia de ser amado.

Se sube a una calesita y gira una y otra vez, sintiendo su niñez a flor de piel.

El extraño deseo de ser inocente de nuevo, y entregarse al amor lo revitaliza pero al mismo tiempo lo perturba. Sabe que no quiere sufrir, pero no puede asegurarle a su corazón que estará protegido contra la maravillosa adversidad del amor.

"No existen escudos para el desamor" piensa en silencio.

Observa minuciosamente cada persona en la plaza... Un joven tocando la guitarra, un padre con su hija aventurándose a remontar un barrilete, niñas que atraviesan los senderos de regreso a casa luego del colegio.

¿Amarán y serán amados? ¿Conocerán la sensación inerte y dinámica del amor? ¿Tendrán sus corazones enteros o habrán sido protagonistas del desamor?

No escucha el sonido del instrumento que interpreta el muchacho, no lo siente desde la calesita. El viento ha decidido llevarse los acordes hacia el otro extremo del parque. Aquel chico... ¿Interpretará románticos versos, o se desquitará furiosamente con las cuerdas, recordando alguna dolorosa situación?

No hay nubes. El cielo está completamente despejado, se escuchan los pájaros que posados sobre los árboles le regalan melodías para tomarse una siesta y descansar su alborotada cabeza.

Yo lo cuido y le tapo el sol.
Y lo defino tan puro como siempre.
Porque eso es el, pureza en un cuerpo de niño mayor, preocupado por lo que pocos se preocupan.

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