martes, julio 20

Lamentablemente, por más que me pese(s) como nunca, no puedo seguir creyendo en tus mentiras de no-publicitarte por ahí. Si lo que decís, no lo hacés. Y lo que hacés no es más que contradecirte. Llegamos al punto en el que si seguimos nos vamos a lastimar. No quiero eso ni para vos, ni para mi. Menos para lo que fue una caricia tan rica. Porque ese es el adjetivo entre mis manos cuando te pienso, rico. Deliciosos besos exhalados y respiración fuerte al latir galopante de tu cabello circulando mis dedos.

Y mis ojos acá están, y te hablarán como siempre. Nunca hubo contradiscurso, sólo arrebatos de temor o displacer. Y no es puro egocentrismo barato, ni vestigios de poca armonía. Es no querer producir(te) dolor, no.

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