Arrancar de raíz tu tristeza. Plantar semillas de las flores más brillantes y sonrientes. Germinar pequeñas hortalizas de las que comas cuando no tengas felicidad de la cual alimentarte. Porque este jardinero protege tu huerta, y se llevará toda la maleza. La alejará de tus pies húmedos sobre la tierra. Con un rastrillo construirá frazadas con las hojas del otoño, y cuando ellas se hayan ido en primavera, dejará trozos de su ropa para cubrirte. Fabricará espantapájaros con su melena, y ahuyentará a cada pequeño animalito que quiera aprovecharse de tus alimentos del alma. Cuidará cada cerco y cada varilla que sostenga tus plantas. Y luego, cuando no te des cuenta, brincará a otra huerta, a una que lo necesite. Pero su aroma siempre permanecerá como el rocio sobre tu piel.
miércoles, junio 23
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Me encanta todo lo que escribis
Publicar un comentario