miércoles, diciembre 29

Montado en una península de revista donde compré más mercado, sobrio de tanta realidad, me tomé un respiro del mundo, haciendo una mueca loca y llevando a mi espíritu al ocaso del día.
Lindando con el sol que se oculta decidí tratar de volar sin alas ni fe, ser viento. Alejarme de todo al menos un rato.
Conseguí solo algunos centímetros de tiempo atrás de mi cabeza, suficientes como para empezar a despegarme de todo. Soñé muchas veces con alejarme en el aire y ese día, junto al sol pero a lo lejos, lo consigo.
Me monto sobre una nube, la primera que veo, al salir el crepúsculo. Suelto amarras. Volando ahora como globo aerostático veo sin sorpresa que abajo está todo desordenado.

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