jueves, abril 8

Hace unos días me preguntaron si estaba todo en orden en mi vida. La respuesta fue sencilla: "La verdad es que no, más desordenado imposible". Al decir esto, cada músculo de mi rostro, especialmente los de la boca, se fueron moviendo hasta completar una sonrisa perfecta.
Finalmente las partículas de mi cuerpo se encuentran desordenadas otra vez, revolucionadas, como locas. La quietud de los últimos meses sirvió. Sin embargo, el corazón ya sanó y las lágrimas ahora ya no tienen miedo de salir. Volví a mariconear, a extrañar y querer abrazar tanto a alguien. Volví a soñar con cosas que hace mucho no soñaba y fui capaz de escuchar melodías que antes no soportaba.
Estoy segura que mucho de esto se lo debo a mi Marzo. Mi queridisimo Marzo que me vio sanar para volver a tener todas las neuronas completamente desordenadas y el corazón dando latiditos.

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